Más allá de las tendencias del momento, a la que siempre nos debemos en cierta medida, tenemos que pensar si vamos a modificar los elementos decorativos con cierta frecuencia (lo que requiere desembolsos económicos, creatividad y esfuerzo) o si preferimos contar con un planteamiento más permanente, al que hagamos algún cambio de vez en cuando.
Con respecto a las tendencias, los expertos recomiendan que nos fijemos en ellas mientras la base decorativa de la habitación sea sólida. Es decir, que los elementos principales han de tener colores y texturas más permanentes, que se puedan mezclar con elementos del momento. Por tanto, apostar por una base neutra nos dará más posibilidades de acertar si usamos colores de moda o estampados, que siempre tienen un ciclo de vida más corto.
Empezar por las piezas más importantes de la estancia
En primer lugar, hemos de pensar en las piezas más importantes de la estancia, tanto por el uso que les vamos a dar como por el protagonismo que tienen en el conjunto. Por ello, es recomendable comenzar por los muebles tapizados, sofás, sillones y sillas (en su caso). A partir de los materiales y tonalidades que seleccionemos para ellos, elegiremos el estilo de las cortinas, las alfombras y los complementos.
Hay elementos como los cojines, que permiten una mayor audacia porque son más fáciles de renovar. Incluso, hay quien los cambia junto con otra lencería en invierno y en verano para dar un nuevo aire en cada época del año. Sin embargo, para piezas más permanentes como los tapizados o las cortinas, parece más adecuado optar por texturas y colores más neutros, que no caduquen fácilmente.
Considerar la decoración en el conjunto de elementos
Por otra parte, el espacio disponible y los tonos de pavimento, paredes y carpintería también influyen en la decoración de los componentes menos fijos. Si la estancia es pequeña, siempre se recomienda no recargarla con colores llamativos u oscuros, porque se reducirá la sensación de amplitud.
Es preferible cierta homogeneidad hacia los tonos claros, en consonancia con la tendencia de pintar y lacar en blanco los interiores de las viviendas para acrecentar la luz y el espacio.
Sin embargo, si el salón es grande y nos permite crear varias zonas, sí resulta oportuno usar la decoración para diferenciarlas, con unas áreas más neutras y otras más atrevidas, de colores llamativos o fuertes contrastes entre el mobiliario y los textiles.
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